A lo largo de su primer mandato Jacques Chirac mantiene a distancia a Nicolas Sarkozy. Este último se mantiene en silencio durante este período de caída en desgracia. Muy discretamente, sigue cultivando sus relaciones con los círculos financieros.
Mucho antes de la crisis iraquí, Frank Wisner Jr. y sus colegas de la CIA planifican ya la destrucción de la corriente gaullista y el ascenso de Nicolas Sarkozy. La operación se desarrolla en tres tiempos: Primeramente, eliminación de la dirección del partido gaullista y toma del control de su aparato. Después, eliminación del principal rival de derecha e investidura del partido gaullista a la elección presidencial. Y finalmente, eliminación de todo contendiente serio de izquierda, para garantizar que la elección de Nicolas Sarkozy a la presidencia de la República Francesa.
Durante varios años, los medios de difusión se mantienen pendientes de las revelaciones póstumas de un promotor inmobiliario. Antes de morir de una grave enfermedad, este hombre, por razones que nunca se han aclarado, grabó una confesión en video. Por alguna razón aún más oscura, el «video» fue a dar a manos de un jerarca del Partido Socialista,
Las confesiones de este individuo no dan a lugar a ninguna sanción judicial, pero abren la caja de Pandora. La principal víctima de los sucesivos escándalos será el primer ministro Alain Juppé. Para proteger a Chirac, Juppé asume él solo la responsabilidad por todas las infracciones penales. Al ser marginado Juppé, queda libre el camino para que Nicolas Sarkozy logre ponerse a la cabeza del partido gaullista.
Sarkozy explota entonces su posición para obligar a Jacques Chirac a reintegrarlo al gobierno, a pesar del odio recíproco. Se convierte, en definitiva, en ministro del Interior. ¡Grave error! Desde ese cargo, Sarkozy controla a los prefectos y utiliza a la policía política para penetrar las principales instituciones administrativas.
También se ocupa de los asuntos referentes a Córcega. El prefecto Claude Erignac ha sido asesinado. Aunque nadie reclama la autoría del crimen, inmediatamente se interpreta este como un desafío de los independistas hacia la República. Al cabo de una larga persecución, la policía logra arrestar a un sospechoso fugitivo, Yvan Colonna, hijo de un diputado socialista. Pasando por alto el principio de presunción de inocencia, Nicolas Sarkozy anuncia el arresto acusando al sospechoso de ser el asesino. La oportunidad la pintan calva y sólo faltan dos días para la realización del referendo que el ministro del Interior organiza en Córcega para modificar el estatus de la isla. A pesar de todo, los electores rechazan el proyecto de Sarkozy que, según algunos, favorece los intereses de los mafiosos.
Aunque Yvan Colonna fue posteriormente encontrado culpable, lo cierto es que él siempre ha proclamado su inocencia y que no se encontraron pruebas materiales en su contra. Extrañamente, el hombre se refugió en el silencio, prefiriendo ser condenado antes que revelar lo que sabe. Revelamos aquí que el prefecto Erignac no fue víctima de los nacionalistas sino que fue abatido por un asesino a sueldo que fue llevado inmediatamente a Angola, donde el grupo Elf lo contrató como miembro de su cuerpo de seguridad. El móvil del crimen tenía que ver precisamente con las anteriores funciones del propio Erignac, responsable de las redes africanas de Charles Pasqua en el ministerio de la Cooperación. En cuanto a Yvan Colonna, se trata de un amigo personal de Nicolas Sarkozy desde hace décadas y sus hijos mantenían relaciones.
Estalla entonces un nuevo escándalo. Comienzan a circular listados falsos que acusan a varias personalidades de tener cuentas bancarias en Luxemburgo, en el banco Clearstream. Entre los acusados se encuentra Nicolas Sarkozy. Este presenta una denuncia y da por sentado que su rival de derecha en la elección presidencial, el entonces primer ministro Dominique de Villepin es el organizador de la maniobra. Y no esconde su intención de llevarlo a prisión.
En realidad, los falsos listados fueron puestos en circulación por miembros de la Fundación franco-americana, que tiene como presidente a John Negroponte y como administrador a Frank Wisner Jr. Lo que los jueces no saben, y que nosotros revelamos aquí, es que los listados fueron fabricados en Londres por un oficina común de la CIA y del MI6, Hakluyt & Co., administrada también por Frank Wisner Jr. Villepin se defiende de las acusaciones que se le atribuyen, pero se ve sometido a una investigación y a un arresto domiciliario y, de hecho, es puesto temporalmente al margen de la vida política. Vía libre para Sarkozy, por el lado de la derecha.
Queda entonces neutralizar las candidaturas de oposición. Las cuotas de adhesión al Partido Socialista se reducen a un nivel simbólico, para atraer nuevos militantes. De pronto, miles de jóvenes se enrolan en esa organización. Por lo menos 10 000 de estos nuevos militantes son en realidad miembros del Partido Trotskista «lambertista» (en referencia al nombre de su fundador, Pierre Lambert). Históricamente esta pequeña organización de extrema izquierda se ha puesto al servicio de la CIA contra los comunistas estalinianos durante la época de la guerra fría (Se trata del equivalente del SD/USA de Max Shatchman, que formó a los neoconservadores en Estados Unidos). No es la primera vez que los «lambertistas» se infiltran en el Partido Socialista. Anteriormente, ya habían introducido en esa organización dos célebres agentes de la CIA: Lionel Jospin (que se convirtió en primer ministro) y Jean-Christophe Cambadelis, el principal consejero de Dominique Strauss-Kahn.
Se organizan elecciones primarias en el seno del Partido Socialista con vista a la designación de su candidato a la elección presidencial. Dos personalidades participan en la competencia: Laurent Fabius y Segolene Royal. Pero sólo el primero representa un peligro para Sarkozy. Dominique Strauss-Kahn se suma entonces a la competencia con la misión de eliminar a Fabius en el último momento. Y lo logrará gracias a los votos de los «lambertistas» infiltrados, que no votarán por él sino por Royal.
La operación se hace posible porque Strauss-Kahn se encuentra desde hace tiempo en la nómina de Estados Unidos. Los franceses ignoran que imparte clases en la universidad estadounidense de Stanford, donde fue contratado nada más y nada menos que por Condoleezza Rice.
Inmediatamente después de su llegada a la presidencia, Nicolas Sarkozy y Condoleezza Rice concretarán su agradecimiento a Strauss-Kahn haciendo posible su elección para asumir la dirección del Fondo Monetario Internacional.
Primeros días en el Palacio del Elíseo
En la noche de la segunda vuelta de la elección presidencial, cuando los institutos de sondeos anuncian su probable victoria, Nicolas Sarkozy pronuncia un breve discurso dirigido a la nación desde su cuartel general de campaña. Luego, contrariamente a todo lo costumbrado, en vez unirse a la celebración con los militantes de su partido, se va al Fouquet’s. Este célebre restaurante de los Campos Elíseos, antiguo centro de reunión de la «Unión Corsa» y hoy perteneciente al propietario de casinos Dominique Desseigne, fue puesto enteramente a la disposición del presidente electo para que este recibiera a sus amigos y principales donantes [de fondos] a su campaña. Llegan allí un centenar de invitados, entre ellos los hombres más ricos de Francia se codean con los dueños de casinos.
Después, el presidente se otorga a sí mismo unos días de merecido descanso. Un jet privado Falcon-900 lo lleva a Malta donde descansa en el Paloma, el yate de 65 metros de eslora de su amigo Vincent Bolloré, millonario formado en el banco Rothschild.
Finalmente, tiene lugar la investidura de Nicolas Sarkozy como presidente de la República Francesa. Lo primero que hace no es firmar un decreto de amnistía sino autorizar los casinos de sus amigos Desseigne y Partouche a aumentar la cantidad de tragamonedas.
Sarkozy conforma su equipo de trabajo y su gobierno. No resulta sorprendente encontrar en ellos a un sospechoso propietario de casinos (el ministro de Juventud y Deportes) y al cabildero de los casinos del amigo Desseigne (que se convierte en vocero del partido «gaullista»).
Nicolas Sarkozy se apoya principalmente en cuatro personas: Claude Guéant, secretario general de la Presidencia de la República. Es socio-gerente del banco Rothschild. Jean-David Lévitte, consejero diplomático. Hijo del ex director de la Agencia Judía. Fue embajador de Francia ante la ONU, hasta que Jacques Chirac lo sacó de ese puesto por considerarlo demasiado cercano a George Bush. Alain Bauer, el hombre que se mueve en la sombra. Su nombre no aparece en los anuarios. Es el encargado de los servicios de inteligencia. Ex miembro del Grand Orient de France (la principal logia masónica francesa) y ex número 2 de la National Security Agency estadounidense en Europa. Frank Wisner Jr., nombrado entretanto como enviado especial del presidente Bush para la independencia de Kosovo,
insiste para Bernard Kouchner sea nombrado ministro de Relaciones Exteriores con una doble misión prioritaria: la independencia de Kosovo y la liquidación de la política de Francia en el mundo árabe.
Kouchner comenzó su carrera participando en la creación de una ONG humanitaria. Gracias al financiamiento de la National Endowment for Democraty participó en las operaciones de Zbigniew Brzezinski en Afganistán, junto a Osama Ben Laden y los hermanos Karzai, contra los soviéticos. En los años 1990 aparece junto a Alija Izetbegovic, en Bosnia Herzegovina. Fue Alto Representante de la ONU en Kosovo de 1999 a 2001.
Bajo el control del hermano menor del presidente Hamid Karzai, Afganistán se ha convertido en el primer productor mundial de adormidera [también llamada amapola]. El látex blanco que se obtiene de esta planta es procesado en Afganistán para convertirlo en heroína que la fuerza aérea estadounidense transporta
posteriormente a Camp Bondsteed (en Kosovo). Allí los hombres de Hacim Thaci se encargan de la distribución, principalmente en Europa y eventualmente en Estados Unidos. Los fondos que se obtienen se destinan al financiamiento de las operaciones ilegales de la CIA.
Karzai y el propio Thaci son desde hace mucho amigos personales de Bernard Kouchner, que seguramente nada sabe de las actividades criminales de estos a pesar de los informes internacionales a los que estas han dado lugar.
Para completar su gobierno, Nicolas Sarkozy nombra a Christine Lagarde como ministro de Economía y Finanzas. Esta hizo toda su carrera en Estados Unidos, donde dirigió el prestigioso gabinete de juristas Baker & McKenzie. En el seno del Center for International & Strategic Studies de Dick Cheney, Christine Lagarde fue copresidente –junto con Zbigniew Brzezinski– de un grupo de trabajo que supervisó las privatizaciones en Polonia. También organizó, trabajando para Lockheed Martin, un intenso cabildeo contra el fabricante francés de aviones Dassault.
Nueva escapada durante el verano. Nicolas, Cecilia, la amiga de ambos y sus hijos se van de vacaciones a Estados Unidos, en Wolfenboro, cerca de la propiedad del presidente Bush. Esta vez el que paga la cuenta es Robert F. Agostinelli, un banquero de negocios de Nueva York, sionista y neoconservador de pura cepa que se expresa en Commentary, la revista del American Jewish Committee.
El éxito de Nicolas beneficia a su medio hermano Pierre-Olivier.
Bajo el nombre americanizado de «Oliver», Frank Carlucci (quien fuera el número 2 de la CIA, luego de ser reclutado por Frank Wisner Sr.) lo nombra director de un nuevo fondo de inversiones del Carlyle Group (la sociedad que gestiona simultáneamente las carteras de acciones de la familia Bush y de la familia Ben Laden). Convertido el quinto negociante a nivel mundial, administra actualmente las principales cuentas de los fondos soberanos de Kuwait y Singapur.
La tasa de popularidad del presidente Sarkozy está en caída libre en los sondeos. Uno de sus consejeros de relaciones públicas, Jacques Seguela (que también es consultante en
comunicación política de la NED para diferentes operaciones de la CIA en Europa Oriental), aconseja desviar la atención del público con nuevas «people stories».
El anuncio de su divorcio de Cecilia aparece entonces en [el diario francés] Libération, el diario de su amigo Edouard de Rotshchild, para tapar las consignas de los manifestantes en un día de huelga general.
Peor aún, su comunicador organiza un encuentro con la artista y ex modelo Carla Bruni. Días después, se oficializa su relación con el presidente y la propaganda mediática tapa de nuevo las críticas políticas. Semanas más tarde se produce el tercer matrimonio de Nicolas. Esta vez escoge como testigos a Matilde Agostinelli (la esposa de Robert) y a Nicolas Bazire, ex director del gabinete de Edouard Balladur, convertido en socio-gerente del banco Rothschild.
¿Cuándo abrirán los ojos los franceses para ver lo que tienen que hacer?
Este artículo apareció originalmente en la revista rusa Profile