jueves, 26 de junio de 2014

Gabo, Cheo y Vigas


Es justa gimnasia de almas soltar a la tierra un verso extensivo para los sensibles del corazón de la magia. ¿Imagino a un niño o infanta del esquelético cosmos del azar vivir en una residencia formada, orientada y en creación magnánima, por estos seres que apostaron contra la intemperie humana? Una vez educados estos donceles, el orbe solo se sentaría alegre a escucharlos para conocer una gradería de la emancipación existencial con palabra, música y artes visuales. 


Gabo, tus huellas esculpieron universidades de humildad en susurros botánicos/antítesis de la iniquidad/decenios de flores amarillas poblaron nuestros pensares incomprendidos por los monstruos con sangre de barro/pizarra del grito de la soledad perfecta como tema de tuétanos/primo hermano de la levedad del ser de Kundera sin dogmatismos ni chillidos insectarios/Latinoamérica se bañó de oxígeno/manantial inmortal del laberinto de la simpleza/incendio sin fuego que nos abraza/cuarenta novelas como candores muestran las aguas cristalinas/grito de dolor humano en las arterias de cocos abiertos/testigo de los astros que faltan/uno de sus títulos yo no vengo a decir un discurso, con reptiles en el buche, diría yo/genialidad de la hojarasca que nos sienta en la nebulosa lo gentil/las ardillas abrazadas se inclinan para darte un beso de miel en tu frente de luz y laurel.

Cheo, el Salto Ángel se llenó de amistad y violines en amaneceres lentos/convertiste las piernas de los boleros en jirafas/ selva erótica de la voz/maternidad de amores/untaste el cacao meridional en las laringes/alargaste las adolescencias/le diste sentido a las bicicletas/se comprendieron los atardeceres en conceptos sin marcianos/las manos se tocaron y nació una generación más turquesa/lo onírico se agració y se hizo más cierto/habló la caña de azúcar. 

Vigas, sincretismo en paletas de la deformidad real/industria virtuosa de la labor cromática/cuadros en cada esquina y cafetín/ya los pies tocaron los colores/el óleo se sentó al lado del sol/artesano que hiciste de las ciudades la fe de las artes pululando en los dedos de un planeta vivible. 

Cuanto se ha perdido con los viajes de estos seres. El universo sin sensibilidad suena como una tuerca diaria de bullas, pero no existe.

Gustavo Merino Fombona Profesor de UCV, Unimet y Ulac

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Pandemónium subhumano

El remolino de sujeción del actual mundo paranoico nos desata una cascada psíquica de no pocos Everest en incertidumbres
El remolino de sujeción del actual mundo paranoico nos desata una cascada psíquica de no pocos Everest en incertidumbres.


El grumo humano o el inclemente desvarío de la matemática creciente de las cifras demográficas abrirán una asimetría entre recursos y gentes, dislocación donde los relatos de Stephen King serán los insumos temáticos de Walt Disney convirtiendo en héroe al británico Thomas Malthus.

Sobre la sociología y antropología de los bandazos conceptuales de Comte y Durkheim se atomizarán vertiginosamente debido a que en mil bibliotecas no cabrán los subgrupos en culturas destartaladas y con heterogeneidad implosionada. Freud inspirará caricaturas. La subpolítica en su máxima representación continuará con natas y entornos entomológicos bajo el péndulo de nuevas generaciones de fundamentalismos deontológicos que, al asumir el poder, se pudrirán como lo ratifica la eternidad del pasado (leer a los romanos o hunos es un gran calco del hoy), retrato de cavernas donde cada tres generaciones se avanzará un milímetro.

La economía será un reloj enfermo debido a lo indetenible del estructuralismo cíclico de la edificación impensada y suicida. 

El ecocidio nos lamerá las entrañas y la cama.

Las ciencias contables del existencialismo contemporáneo conllevará que todos sabremos las fechas buenas y malas entre todos, el vecino conocerá el día en que le llegarán las urnas a toda una vecindad.

La tendencia de la saturación de las megaurbes nos hundirá a la más abyecta indignación, estancados en tráficos terrestres, aéreos, marítimos y submarinos, en simbiosis donde facturar será la actitud hemorrágica de una guerra desenfrenada por cancelar a monstruos institucionales que nadie conocerá. 

La desconfianza y la locura se cimentarán con la virtualidad, la robótica y la cibernética familiar. 

Creo que los cafetines tendrán casetas psiquiátricas de atención exprés.

Es un mundo apocalíptico que sentimos, tocamos y cuando nos trague, querremos desembarazarnos. Seremos arqueólogos enloquecidos de significados sobre estar vivos, con la semántica vital de Saussure y Sartre con el presente vigor. Perseguiremos a mil kilómetros bajo tierra un verso perdido para saber cómo seguimos y dónde estalló la brújula.

Gustavo Merino Fombona Profesor de UCV, Unimet y Ulac

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Poesía infinita

El giro de las confirmaciones del insumo científico como bitácora del creído saber humano detenta un alto porcentaje en olimpos inciertos. La tecnología no limpia, por ejemplo, que da alguna virtud funcional, está obligada a reequilibrarse porque -de lo contrario- pronto respiraremos mantecas negras en el mejor paisaje o edén natural.
El giro de las confirmaciones del insumo científico como bitácora del creído saber humano detenta un alto porcentaje en olimpos inciertos. La tecnología no limpia, por ejemplo, que da alguna virtud funcional, está obligada a reequilibrarse porque -de lo contrario- pronto respiraremos mantecas negras en el mejor paisaje o edén natural. 

El ser humano arrojado al espectáculo de su supervivencia escupe y arroja renacimientos y oscurantismos. ¿En quién habita la certeza y la luz? ¿En cuál fotografía entran las entidades de una verdad perfecta sin modificaciones y movimientos? Es un péndulo de tangos gerenciales el andar reflexivo de la civilización, sin tener puertos definitivos donde asirse con conceptos fijos, perennes. En el arcoíris antropológico de los climas de nuestro impúber ser, han desfilado desde dioses invisibles con cielos de nobleza no reconocidos como las abuelas hasta asesinos en serie queridos y valorados por sociedades en milenios que todos conocemos, se ha dilatado la oferta de estos acontecimientos donde nuestro asombro queda destripado. 

Sabemos de las degradaciones fundamentalistas cuyos oprobiosos actos se untan de religiones, ideologías, cantos, etnias, ajedreces tribales, economías, estructuras sociales, creencias, gritos estructurales, variedades estratificadas de estalagmitas y estalactitas degenerativas de lo material y del encanto inmaterial desatando cosmogonías putrefactas en todos los ámbitos al escudriñar y abrir puertas y ventanas de los sistemas. 

En el zoológico de Morris o en el paraíso de Dante, la ínfima criatura humana debe imperar en sutileza y humildad que lo emancipe con la dignidad y la decencia bajo los pretendidos credos. Uno de los elementos inescrutables e indestructibles sin claves definitorias ni condiciones bastardas es la barcaza de la poesía. Donde esté un prójimo está la poesía, descontando los extremos genocidas. Incluso al extinguirnos está la poesía, que inspira nuestro retorno a la vida en algún amanecer. Procurar el bien a sí y a los demás es un verso magnánimo, pero aún en un milímetro de presencia, la poesía continúa sin cinturones ni teatros. Solo en la voz y el silencio de los desconocidos infinitos la poesía se teje eterna, sin tarimas ni baúles.

Gustavo Merino Fombona
Profesor de UCV, Unimet y Ulac



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