lunes, 9 de diciembre de 2013

Partido Comunista de Venezuela Celebra Triunfo en Elecciones Municipales



El Partido Comunista de Venezuela (PCV) calificó hoy de trascendental la victoria del Partido Socialista y fuerzas aliadas en las elecciones municipales del domingo.

Tras una reunión del Buró Político del PCV para examinar los resultados, el secretario general, Oscar Figuera, significó que todas las organizaciones revolucionarias salieron fortalecidas y hubo un apoyo inequívoco al presidente Nicolás Maduro.

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“Constituyó una derrota al plan de conspiración que el núcleo de la derecha fascista, con instrucciones de Estados Unidos, intentó darle al proceso un carácter de plebiscito”, expresó.

Destacó que este es el cuarto fracaso de quien pretende erigirse líder de la derecha con posiciones entreguistas y fascistas, en alusión, sin mencionar nombre, al gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles.

En igual sentido alertó que si bien el plan conspirador no logró desplegarse, la amenaza se mantiene.

Acotó que el Partido Comunista se suma al llamado de Maduro para fortalecer la unidad en medio de la diversidad de todas las fuerzas revolucionarias y junto a toda la ciudadanía reforzar el poder popular.
En otra parte de sus declaraciones a la prensa Figuera definió al Plan de la Patria, programa de gobierno en Venezuela para el período 2013-2019 devenido Ley, como directriz esencial del trabajo de la organización, junto al programa del PCV y el necesario seguimiento a las experiencias particulares de la organización en los territorios.
Precisó que en las alcaldías en los que haya sido elegido un militante comunista, éste estará comprometido con el proyecto de unidad, con la construcción el poder popular, de gestión social y con el proceso revolucionario bolivariano.

El PCV logró en estos nueve alcaldías (1,6 por ciento), dos de ellas con candidaturas propias y el resto en coalición con otras fuerzas.

Caracas, 9 dic. 2013, Fuente: Tribuna Popular TP/: PL.- 
Publicado por: pcvchacao@gmail.com

sábado, 30 de noviembre de 2013

Cantera de ser

Recién se publicó digitalmente en Amazon mi poemario Cantera de ser, de este servidor del poema. Después de otros tres libros de poesía, este último persigue fracturar los paradigmas de la golosina filosófica de los absolutismos y sus medianos esqueletos, industrializando el cielo de las incertidumbres y sus amoríos
Recién se publicó digitalmente en Amazon mi poemario Cantera de ser, de este servidor del poema. Después de otros tres libros de poesía, este último persigue fracturar los paradigmas de la golosina filosófica de los absolutismos y sus medianos esqueletos, industrializando el cielo de las incertidumbres y sus amoríos. 

El texto lírico lo prologa con cascada generosa el buen amigo Gustavo Pereira, a quien agradezco con velas, lunas, vinos y mares de enlace afectivo el gesto de la deidad literaria. Versos que untan con un escalpelo el neosurrealismo emanan de este texto convulsivo: “… y queda solo el reloj lamido por una ballena…, … desde una lámina ferrosa chupo el amanecer y exhalo el velero portátil,… El cromosoma de una hormiga/impide un beso/seguimos naciendo,… Persigo un crepúsculo copulando con un papagayo/en el espacio en que dos niños indigentes colmaron una estela de uranio y desaparecieron/donde una perinola inflamada es el universo de la reiteración,… Ya la extinción y el detalle compiten en el camposanto de las ternuras,… Después de tres milenios alguien gritó dentro de un producto de mercado masivo que había podido amar cinco días seguidos, que lo anunciara al mundo, nadie oyó, todavía existe un grupo que espera en una maternidad imaginaria el nacimiento de una oreja para descubrir al primer oyente,… Ya el principito había regresado mil veces de otras dimensiones/me pidió que confiara en la torpeza de la raza humana/su maravillosa imperfección hasta para autodestruirse/que siguiera confiando en el banco de un parque y la vigilancia de las guacamayas”. 

Retomando el artículo, creo que los que escribimos poesía somos la antítesis de los planetas con sus composiciones o naturalezas circundantes, expresamos un lenguaje de faros extintos que apuestan por sembrar algo en el vergel del alma. Dice Pereira después de seleccionar algunos versos en el prólogo: “Son versos en los que es posible hallar el tono característico de este libro. En lo particular veo en ellos enjambres de no menguada revelación, la incierta mucosa de la poesía, aquella inexplicable certidumbre que los surrealistas perseguían en el intento de conjugar los campos magnéticos que otorgan a la realidad su más desafiante misterio”.

Profesor UCV/Unimet/Ulac

Leer más en: http://www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas/gustavo-merino-fombona/cantera-de-ser.aspx#ixzz2mBvXEZJA
Publicado por: Oscar Flores

domingo, 17 de noviembre de 2013

CANTERA DE SER: GUSTAVO MERINO

Dentro de las muchas corrientes y estilos poéticos existen escuelas que se sale de lo común. Muchas veces echamos vista a la poesía y nos inunda la  rima y métrica normas o reglas. En esa dinámica y creación de mundos, se desarrolla esta escuela poética de Gustavo Merino Fombona. En ella se inician principios éticos e histórico que direcciona nuestra cultura venezolana. Esta escuela es, aunque parezca contradictorio, es escuela humana que tiene sus reglas. La estructura de CANTERA DE SER es acumulativa -no acabará nunca- y el poema parece una incesante suma de todo un SER.


http://www2.selvas.net/productos/index.php?c=all&n=358606011&i=B00GLG5IO0&x=CANTERA_DE_SER_Spanish_Edition

https://diloga.wordpress.com/tag/poesia-latinoamericana/

Publicado: Oscar Flores





viernes, 27 de septiembre de 2013

Dogmas

GUSTAVO MERINO FOMBONA
Una de las armas más violentas, desgarradoras y anuladoras contra el espíritu de la dignidad humana, es el pretendido contenido racional, estructuralista, físico y metafísico de paroxística deformidad: los dogmas. 

Citemos la barbarocracia de la plataforma dogmática con la linterna de acrobacias antropológicas; en la prehistoria hace 24 mil años se iniciaron los crudos genocidios dogmáticos de los hombres modernos contra los neandertales, forzándolos a la endogamia hasta su extinción; Julio César, 52 años ac, en la Guerra de las Galias tomó 800 pueblos, pulverizando de diversos modos a 4 millones de seres, en el siglo VIII, en China, el líder militar centroasiático An-Lushan retó a la dinastía Tang y en represión fueron masacradas 35 millones de personas; las cruzadas en la Edad Media como sed de la Iglesia Católica y el poder feudal exterminó a 5 millones de individuos; en el siglo XIII los mongoles Gengis Khan y Hulagu desaparecieron 30 millones de musulmanes junto a Tamerlán, que acabó con la vida de 17 millones de almas; en el reinado de la conquista de América se extinguieron 100 millones de humanos; en el siglo XVI entre católicos y protestantes franceses se fraguó una masacre de 3 millones; la dinastía Ming, 1368-1644, conquistada por los Manchú, produjo la muerte de 25 millones; las 2 guerras del opio en China, del siglo XIX, se tragaron la vida de 60 millones; entre 1835 y 1909 Leopoldo II, rey de Bélgica, mutiló y asesinó a 21 millones de congoleses por tiranía laboral -redujo al Congo de 30 a 9 millones-; el siglo XX se llevó en la primera y segunda guerras mundiales a 83 millones, la mayoría civiles vulnerables; Stalin, en 29 años de mandato, desapareció por varias causas a 40 millones; los franceses en Argelia a casi millón y medio de prójimos; en Vietnam acabaron con 6 millones -el invasor EEUU solo tuvo 58 mil bajas-; igual de grave, Mao Zedong en China, en su reforma cultural, pasó a otro plano a 20 millones -cifra en revisión-; en Camboya, Pol Pot masacró a 2 millones combatiendo el individualismo en una población de 8 -llevó al país al canibalismo por hambruna-, entre otros regímenes dogmáticos. 

Hoy los dogmas subyugan, postran por modelos ideológicos-económicos-religiosos-culturales-sociales a buena parte del planeta.

Profesor UCV/ Unimet/Ulac


Publica: Oscar Flores. Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas/gustavo-merino-fombona/dogmas.aspx#ixzz2g9rblfEj

miércoles, 21 de agosto de 2013

Posdoctorado en políticas

Los antiguos valoraban el conocimiento junto al esfuerzo de arribar a él, solo rememorar más de 3.500 años antes de Cristo
Los antiguos valoraban el conocimiento junto al esfuerzo de arribar a él, solo rememorar más de 3.500 años antes de Cristo de rigor persiguiendo el saber en los hitos egipcios predinásticos como la Fayenza -la cerámica vidriada de la cual se tenga memoria como la más añeja-, el intervalo dinástico del arte con el bronce, los primeros jeroglíficos,  los lineales, el alfabeto más antiguo, bodegas, astilleros, manejos de labranza del cobre, el papiro -el papel más vetusto de la historia-, la primera medicina, la cirugía, la topografía, las construcciones de las esfinges -las esculturas de una sola piedra más gigantes del orbe hasta el siglo XX-, las pirámides como arquitecturas e ingenierías -la originaria de Zoser-, la apicultura, el calendario, el transporte en gabarras, los papiros análisis matemáticos y medicinales, modelos de paz, el alquitrán para los embalsamientos, los insumos lúdicos que derivaron en el ajedrez. 

Hablar de Mesopotamia cultural con su escritura al principio pictográfica y luego fonética que administraba ciudades tales como: Buqras, Umm Dabaghiyah y Yarim entre otros usos, códigos de leyes, avances importantes en cálculo-astronomía-medicina-geología, la literatura sumeria derivada en mitos-himnos y lamentaciones, el realismo conceptual de las esculturas como la del Superintendente Ebih II del templo de Ishtar en Mari del período acadio-2.400 aC, el uso del fuego en la cerámica y la metalurgia. 

Y si dilatamos el tema de los griegos se necesitarían veinte artículos, solo por citar dos de sus obras: las Acrópolis helénicas y el anfiteatro de Epidauro levantado en el siglo IV aC muestran el sudor por la iluminación. 

En lo contemporáneo recuerdo el rocío que nos impulsó a crear cuatro niveles de posgrado para insistir en algo de luz en el campo sociocultural, la especialización-la maestría-el doctorado-el posdoctorado y ahora un segundo posdoctorado en estudios políticos de América Latina y el Caribe, el cual cursamos en la Universidad Latinoamericana y del Caribe, adscrita al Parlamento epónimo. ¿Hoy en día tendrá esto algún valor? Lo más seguro que no, en estas datas vertiginosas donde el cerebro extinguió su tiempo. Probablemente Zeus y Atenea tengan otra respuesta.
Profesor UCV/ Unimet/Ulac

Publicado por: Oscar Flores

viernes, 9 de agosto de 2013

El Fascismo en el Triunfo del Horror


por Raúl Cazal
 
Caracas, 15 Jul. AVN.- El término “fascismo” es de uso cotidiano en nuestro vocabulario cuando nos referimos a un crimen planificado por motivos políticos, y la primera imagen que se nos viene a la mente es la de Adolfo Hitler. Una imagen de horror por el genocidio que perpetró y que desencadenó la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945. Desde su ascenso al poder en 1933, como canciller, una cineasta alemana se encargó de la imagen cinematográfica que aún prevalece, y es aquella en donde él muestra supuestamente unos dotes histriónicos como orador.
La artífice de esa imagen de Hitler fue Leni Riefenstahl, una cineasta que comenzó como bailarina, para luego convertirse en actriz. La película La luz azul (1932), que dirigiera y protagonizara en el papel de Junta, motivó al líder del partido Nazi a escogerla para realizar las películas del III Reich, porque ella había captado la esencia de la raza aria cuando contraponía en imágenes al ser humano luchando y venciendo la adversidad ante la naturaleza.
El triunfo de la voluntad (1935) fue la obra que la destacaría como cineasta –catalogada como cine de propaganda–, pero  también la que la condenaría una vez derrotado el ejército nazi.
El director venezolano Jacobo Penzo sostiene que Riefenstahl logró la “consagración porque supo sacar provecho a la celebración, en Nuremberg, del primer congreso nacionalsocialista, un evento que pudo ser más bien aburrido y pomposo; pero ella, gracias a su talento y creatividad visual, lo convirtió en una celebración del orden y la disciplina, una fiesta del militarismo y el poder, la apoteosis de los ideales de Hitler llevados a su máxima expresión”.
En esa misma ciudad, una década después, Leni Riefenstahl sería juzgada por apoyar el genocidio nazi y quedaría “como la cineasta del régimen más oprobioso que se instaló jamás en Alemania y el mundo”, destaca el director de La casa de agua, en un texto que acompaña la sinopsis de la presentación de la película en la sala Celarg, programada para el mes de julio.
El título de Hitler
“Cuando lleguemos al poder, quiero que haga mis películas”, le dijo Hitler a Leni. Y una vez que fue nombrado canciller, el hostigamiento hacia todo lo que no fuera alemán dejó de ser una amenaza xenofóbica y comenzó a ser parte del terror cotidiano.
De la quema de libros, Riefenstahl dijo que no se enteró porque estaba rodando fuera de Alemania y que sus “amigos que habían emigrado, le pidieron que se quedara. Que aguantara hasta el final. Quedándonos podíamos evitar que se extendiera el antisemitismo. Teníamos que ser un baluarte ante lo que estaba sucediendo”, respondió la cineasta nazi para el documental Una vida de luces y sombras.
Consideraba que “eran maniobras electoralistas, algo pasajero, que desaparecería al poco tiempo”, ha reiterado, y que no supo “prever lo que iba a ocurrir”. Por su parte, Hitler había prometido erradicar el desempleo de seis millones de personas, y esa misma cantidad de judíos es la que se estima que fueron asesinados en los campos de concentración.
La mentira fue parte de su defensa. Intentó vanamente convencer de que desconoció el genocidio perpetrado durante el III Reich. Pero nunca pudo desmentir la solicitud que le hizo Hitler de mostrar al mundo las “virtudes” de la superioridad aria. En varias entrevistas trató de menospreciar la lectura que hiciera en su momento de Mi lucha (Mein Kampf)
“Me pareció muy interesante, pero no lo había leído completo. Sólo unos cuantos capítulos. Me parecieron muy bien algunos de los puntos que había en él, sobre todo los que hacían referencia a los problemas sociales”, dijo en entrevista en Una vida de luces y sombras.
También intentó ocultar su estrecha relación con Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda, aunque éste en su diario refiere, el 17 de mayo de 1933, que Leni lo había visitado y que él le sugirió a ella hacer una película sobre Hitler.
El triunfo de la voluntad debía reflejar “el orden, la unidad y la ambición del movimiento nacionalsocialista”. Así lo reflejó Riefenstahl y “el resultado final, cuyo título decidió el mismo Hitler, fue una película que constituye en momentos cumbre de la relación entre un líder y las masas”, afirma la ensayista María Inmaculada Sánchez Alarcón.
Protagonista de película
El primer encargo que Hitler le hizo a Riefenstahl fue realizar un cortometraje sobre el Congreso de la Victoria, que se llevó a cabo en Nuremberg, en 1933, con la participación de medio millón de seguidores del partido Nazi. La cinta se tituló La victoria de la fe (Sieg des Glaubens), y fue su primer ensayo cinematográfico documental en reflejar el espíritu del régimen, que luego plasmó a plenitud en El triunfo de la voluntad.
Con esta película, Riefenstahl creó el “mayor acto de alabanza al líder, en todo el período hitleriano”, afirma Sánchez Alarcón, a pesar de que paradójicamente “Goebbels siempre se preció de haber sido el artífice del mito hitleriano (Führerprinzip)”.
Los conceptos del ministro de Propaganda de Hitler, “acerca de las ceremonias públicas de masas y el tratamiento que debía darse a la figura del führer, fueron muy importantes para crear alrededor del iniciador del nazismo un halo semidivino”, pero fue Riefenstahl, con El triunfo de la voluntad, quien hizo la “única película protagonizada por Hitler en todo el cine nazi”.
“Su tema central es la apoteosis del líder nacionalsocialista como el nexo de unión entre el pasado heroico germano y un presente lleno de promesas de victoria para la nueva Alemania”, sostiene Sánchez Alarcón.
La caída de la artista
El triunfo de la voluntad fue premiada en la Exposición Internacional de París (1937). Ocho años después, con la derrota del ejército de Hitler, Riefenstahl fue detenida y sometida a un proceso judicial. “Se defendió diciendo que se había limitado a hacer un documental que retrató los eventos de aquel Congreso (de Nuremberg)”, escribió hace una década el ensayista Román Gubern.
“Nada más falso”, escribe con indignación Gubern. “El Congreso se organizó como una gigantesca puesta en escena para sus cámaras –pasarelas, ascensores y rampas para los operadores–, igual a como hoy se organizan los mítines, montados para la mejor visibilidad de las telecámaras”.
Posteriormente filmó El día de la libertad (Tag der Freiheit), un documental sobre la Wehrmacht hitleriana, en 1935, y Olimpíada (Olympia), sobre los Juegos olímpicos de Berlín en 1936. Esta ùltima constó de dos partes: Fiesta de los pueblos (Fest der Volker) y Fiesta de la belleza (Fest der Schónheit) y fue la primera vez que se filmó para cine unos juegos olímpicos. La película formó parte de la propaganda de los nazis y fue idea de Riefenstahl que se filmara. Cuatro años antes se realizó en Los Angeles, EEUU, las olimpíadas, pero Hollywood dejó pasar esta cita y tan sólo quedó para los noticieros.
Tierra baja (Tiefland), se estrenó en 1954, pero fue rodada hacia los años 1940. Gubern rememora que esta película “la colocó en una nueva controversia, por las acusaciones de la comunidad gitana de haber utilizado como extras a presos de esa etnia confinados en campos de concentración”. Luego declaró la cineasta que fueron asesinados.
En la desnazificación que llevó a cabo Estados Unidos, Leni Riefenstahl no tuvo la misma suerte de ser captada para contrarrestar culturalmente el comunismo. Algunos artistas nazis fueron perdonados, entre ellos el director de la Filarmónica de Berlín, Hervert von Karajan, quien se había adscrito al partido Nazi en 1933 y era apodado por sus detractores como “Coronel de la SS Von Karajan”. Todos sus conciertos comenzaban con la interpretación del himno de los nazis, “Horst Wessel Lied”.
Riefenstahl murió a la edad de 101 años el 8 de septiembre de 2003. EEUU no tuvo la necesidad de perdonarla, ni de pedir su colaboración. Hollywood ya había tomado nota de cómo se hacen películas de propaganda política.
Raúl Cazal AVN 15/07/2013 09:53

domingo, 7 de julio de 2013

Valencia patrimonial

Convenios fructíferos son viables, sobre todo cuando una constancia blindada es permanente, más en nuestro país, donde cristalizar ideas o sistemas de paroxística calidad a escala nacional requiere de seres de hierro con capacidades que posean la energía de mil personas por milímetro cuadrado; se necesitarían bibliotecas para explicitar las razones, el país las conoce.

Pues ciertamente la cuasi utopía de convertir a Venezuela en una potencia, en el caso de este artículo de tipo cultural, específicamente reproducir el modelo de gestión del patrimonio sociocultural ejecutado en Caracas entre los años 2000 y 2007 al resto del país, depende de los factores ramificados que residen en un bosque. Dentro del aporte de una hormiga fecunda en una gota de agua que poliniza y cultiva se encuentra el convenio entre la Universidad Latinoamericana y del Caribe (Ulac) con el Instituto de Desarrollo Urbano (Induval) de la Alcaldía del municipio Valencia, ciudad capital del estado Carabobo, se toma como fecha de su fundación el 25 de marzo de 1555, posee 623 km cuadrados, casi 850 mil habitantes, 9 parroquias, parques, centros históricos parroquiales, museos, espacios históricos, metro, zonas industriales, urbes y aldeas junto a patrimonios inmateriales, esfuerzo en este territorio valenciano mediante la aplicación de mecanismos sobre conocimientos como es el caso de la creación del Diplomado en Valoración, Gestión y Protección del Patrimonio Cultural en Centros Históricos. Orientar y compartir como docente con abogados, arquitectos, artistas, ingenieros, educadores, expertos en turismo de sectores públicos, privados y comunitarios, refuerza la visión correcta de la pluralidad conectada desde la transdisciplinariedad en autores como Edgar Morín, Basarab Nicolescu, el urbanista griego Konstantinos Doxiadis, quien acuñó el término de la ecumenópolis sobre macrourbes futuras unidas. Hemos interactuado con ponencias sobre la Unesco, historia de la arquitectura, gerencias administrativas, museológicas, turísticas, de patrimonios culturales y urbanísticas mundiales, sistemas ejes de patrimonio cultural aplicados en Caracas.
 

Todo por los millones de aves que pide a gritos Venezuela para elevarla en sus celestiales requerimientos. 

Gustavo Merino Fombona
Profesor UCV/Unimet/Ulac
Publicado por: Oscar Flores

lunes, 22 de abril de 2013

¿DE DONDE Y COMO ENTRARON LOS DOLARES PARA LA CAMPAÑA DEL TERRORISTA Y FASCISTA HENRÍQUE CAPRILES RADONSKI?


Estamos convencidos de que los recursos empleados por Capriles Radonski, no solo provinieron de de su erario personal, ya que hay un patrón de comportamiento constante de cada capitalista consistente en maximizar  ganancias, cumpliéndose el proverbio popular de que “el que tiene más quiere más”.

La familia Capriles Radonski posee significativas propiedades en órganos de prensa escrita, emisoras, salones de cine y de otras ramas empresariales, pero todos los  capitalistas agarrados,  no exponen grandes cantidades de sus recursos en inversiones que no le proporcionen ganancias inmediatas, seguras y con menores riesgos. Las empresas transnacionales aliadas a capitalistas de los países que giran en torno a los centros del capitalismo mundial como USA, Inglaterra y Japón,  siempre han apostado a la permanencia de dictadores en el poder y al triunfo de candidatos presidenciales que garanticen el dominio sobre los mercados, la apropiación de los recursos naturales minerales y el uso de mano de obra barata de los trabajadores de esas naciones, es decir, la explotación de la clase obrera.

Con las dictaduras de Juan Vicente Gómez, la de Marcos Pérez Jiménez, y las dictaduras burguesas de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi; las grandes asociaciones capitalistas del mundo compraron a estos gobernantes a cambio de la entrega de las riquezas petroleras y ferromineras de Venezuela. Los capitalistas extranjeros financiaron la campaña electoral de los candidatos de la derecha que se convirtieron en presidentes, y a los candidatos de derecha perdedores. Ese financiamiento significó una inversión empresarial para que los presidentes cumplieran el papel de títeres y entreguistas de las riquezas naturales, el mercado y la mano de obra barata a esas empresas extranjeras.
HACIENDO CREER QUE MUEREN POR EL PAÍS
CON SUS BANDAS TERRORISTAS QUIEREN MINAR AL PAÍS PARA ENTREGARLO INTEGRO AL IMPERIO
Indudablemente que Capriles Radonski en sus visitas a EE.UU renovó el compromiso de lacayo con empresarios de ese país y con el departamento de Estado y el gobierno imperial de esa potencia mundial. ¿Y como llegaron  los dólares a manos de Radonski para su campaña electoral? Los dólares que entraron al país, y que se convirtieron en Capridólares, según informes que se escaparon de fuentes empresariales, supuestamente entraron a las cuentas jurídicas de un sector de grandes empresarios derechistas de Venezuela quienes se prestaron para ese financiamiento extranjero encubierto, claro con el debido cobro de la respectiva comisión que le permitió a estos capitalistas quedarse con una tajada de esos capridólares. Los organismos jurisdiccionales competentes del Estado venezolano deben abrir una investigación sobre el supuesto ingreso de dólares a las empresas comprometidas con los fascistas durante los meses anteriores a la fecha de la contienda electoral. 

La intromisión en los asuntos internos de Venezuela es una violación a la soberanía e independencia nacional. Y después de la auditoría del 46 % de los resultados electorales, Capriles Radonski debe ir preso a pagar por los 8 compatriotas asesinados por el fascismo, por los centenares de heridos, por las casas de la GMVV incendiadas, los CDI boicoteados, la agresión a personal médico y particulares, atentados  y las pérdidas materiales causadas por el saboteo a los  servicios públicos.


Jhonny Aguilar, miembro de la Corriente del Pensamiento Bolivariano y Socialista “Fabricio Ojeda”

sábado, 20 de abril de 2013

Lenin sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado

“la república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas”



Por Vladimir Ilich Uliánov / Lenin


1. El desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha hecho que la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras forcejeen convulsivamente con el fin de hallar argumentos ideológico-políticos para defender la dominación de los explotadores. Entre esos argumentos se esgrime particularmente la condenación de la dictadura y la defensa de la democracia. La falsedad y la hipocresía de este argumento, repetido en mil variantes por la prensa capitalista y en la Conferencia de la Internacional amarilla de Berna [1], celebrada en febrero de 1919, son evidentes para todos los que no quieren hacer traición a los principios elementales del socialismo.

2. Ante todo, ese argumento se basa en los conceptos de “democracia en general” y “dictadura en general”, sin plantear la cuestión de qué clase se tiene presente. Ese planteamiento de la cuestión al margen de las clases o por encima de ellas, ese planteamiento de la cuestión desde el punto de vista -como dicen falsamente- de todo el pueblo, es una descarada mofa de la teoría principal del socialismo, a saber, de la teoría de la lucha de clases, que los socialistas que se han pasado al lado de la burguesía reconocen de palabra y olvidan en la práctica. Porque en ningún país capitalista civilizado existe la “democracia en general”, pues lo que existe en ellos es únicamente la democracia burguesa, y de lo que se trata no es de la “democracia en general”, sino de la dictadura de la clase es decir, del proletariado, sobre los opresores y los explotadores, es decir, sobre la burguesía, con el fin de vencer la resistencia que los explotadores oponen en la lucha por su dominación.

3. La historia enseña que ninguna clase oprimida ha llegado ni podría llegar a dominar sin un período de dictadura, es decir, sin conquistar el poder político y aplastar por la fuerza la resistencia más desesperada, más rabiosa, esa resistencia que no se detiene ante ningún crimen, que siempre han opuesto los explotadores. La burguesía, cuya dominación defienden hoy los socialistas, que hablan contra la “dictadura en general” y se desgañitan defendiendo la “democracia en general”, conquistó el poder en los países adelantados mediante una serie de insurrecciones y guerras civiles, aplastando por la violencia a los reyes, a los señores feudales, a los esclavistas y sus tentativas de restauración. En sus libros y folletos, en las resoluciones de sus congresos y en sus discursos de agitación, los socialistas de todos los países han explicado miles y millones de veces al pueblo el carácter de clase de esas revoluciones burguesas, de esa dictadura burguesa. Por eso, la defensa que hoy hacen de la democracia burguesa, encubriéndose con sus discursos sobre la “democracia en general”, y los alaridos y voces que hoy lanzan contra la dictadura del proletariado, encubriéndose con sus gritos sobre la “dictadura en general”, son una traición descarada al socialismo, el paso efectivo al lado de la burguesía, la negación del derecho del proletariado a su revolución, a la revolución proletaria, la defensa del reformismo burgués en un período histórico en el que dicho reformismo ha fracasado en todo el mundo y en que la guerra ha creado una situación revolucionaria.

4. Todos los socialistas, al explicar el carácter de clase de la civilización burguesa, de la democracia burguesa, del parlamentarismo burgués, han expresado el pensamiento que con la máxima precisión científica formularon Marx y Engels al decir que la república burguesa, aún la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas. No hay ni un solo revolucionario, ni un solo marxista de los que hoy vociferan contra la dictadura y en favor de la democracia que no haya jurado ante los obreros por todo lo humano y lo divino que reconoce ese axioma fundamental del socialismo; pero ahora, cuando el proletariado revolucionario empieza a agitarse y a ponerse en movimiento para destruir esa máquina de opresión y para conquistar la dictadura proletaria esos traidores al socialismo presentan las cosas como si la burguesía hubiera hecho a los trabajadores el don de la “democracia pura”, como si la burguesía hubiera renunciado a la resistencia y estuviese dispuesta a someterse a la mayoría de los trabajadores, como si en la república democrática no hubiera habido y no hubiese máquina estatal alguna para la opresión del trabajo por el capital.

5. La Comuna de París, a la que de palabra honran todos los que desean hacerse pasar por socialistas, porque saben que las masas obreras simpatizan con ella ardiente y sinceramente, mostró con particular evidencia el carácter históricamente condicionado y el limitado valor del parlamentarismo burgués y la democracia burguesa, instituciones progresivas en alto grado en comparación con el medievo, pero que exigen inevitablemente un cambio radical en la época de la revolución proletaria. Precisamente Marx que aquilató mejor que nadie la importancia histórica de la Comuna, mostró, al analizarla, el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués bajo los cuales las clases oprimidas tienen el derecho de decidir una vez cada determinado número de años qué miembros de las clases poseedoras han de “representar y aplastar” (ver- und zertreten al pueblo en el Parlamento). Precisamente ahora, cuando el movimiento soviético, extendiéndose a todo el mundo, continúa a la vista de todos la causa de la Comuna, los traidores al socialismo olvidan la experiencia concreta y las enseñanzas concretas de la Comuna de París, repitiendo la vieja cantinela burguesa de la “democracia en general”. La Comuna no fue una institución parlamentaria.

6. La importancia de la Comuna consiste, además, en que hizo un intento de aniquilar, destruir hasta los cimientos el aparato del Estado burgués, burocrático, judicial, militar y policíaco, sustituyéndolo con una organización autónoma de las masas obreras que no conocía la división entre el poder legislativo y el ejecutivo. Todas las repúblicas democráticas burguesas contemporáneas, comprendida la alemana, a la que los traidores al socialismo, mofándose de la verdad, llaman república proletaria, conservan ese aparato estatal. Por tanto, se confirma una y otra vez con toda evidencia que los gritos en defensa de la “democracia en general” son de hecho defensa de la burguesía y de sus privilegios de explotación.

7. La “libertad de reunión puede ser tomada como modelo de las reivindicaciones de la “democracia pura.” Cada obrero consciente que no haya roto con su clase comprenderá en seguida que sería una estupidez prometer la libertad de reunión a los explotadores en un período y en una situación en que los explotadores se resisten a su derrocamiento y defienden sus privilegios. La burguesía, cuando era revolucionaria, ni en la Inglaterra de 1649 ni en la Francia de 1793 dio “libertad de reunión” a los monárquicos y los nobles, que llamaban en su ayuda a tropas extranjeras y “se reunían” para organizar intentonas de restauración. Si la burguesía actual, que hace ya mucho que es reaccionaria, exige del proletariado que éste le garantice de antemano la “libertad de reunión para los explotadores, sea cual fuere la resistencia que presten los capitalistas a su expropiación, los obreros no podrán sino reírse del fariseísmo de la burguesía. Por otra parte, los obreros saben perfectamente que la “libertad de reunión” es, incluso en la república burguesa más democrática, una frase vacía, ya que los ricos poseen todos los mejores locales sociales y privados, así como bastante tiempo libre para sus reuniones, que son protegidas por el aparato burgués de poder. Los proletarios de la ciudad y el campo, así como los pequeños campesinos, es decir, la mayoría gigantesca de la población, no cuentan con nada de eso. Mientras las cosas sigan así, la “igualdad”, es decir, la “democracia pura”, sería un engaño. Para conquistar la verdadera igualdad, para dar vida a la democracia para los trabajadores, hay que quitar primero a los explotadores todos los locales sociales y sus lujosas casas privadas, hay que dar primero tiempo libre a los trabajadores, es necesario que la libertad de sus reuniones la defiendan los obreros armados, y no señoritos de la nobleza ni oficiales hijos de capitalistas mandando a soldados que son instrumentos ciegos. Sólo después de tal cambio se podrá hablar de libertad de reunión e igualdad sin mofarse de los obreros, de los trabajadores, de los pobres. Pero ese cambio sólo puede realizarlo la vanguardia de los trabajadores, el proletariado, que derroca a los explotadores, a la burguesía.

8. La “libertad de imprenta” es asimismo una de las principales consignas de la “democracia pura”. Los obreros saben también, y los socialistas de todos los países lo han reconocido millones de veces, que esa libertad será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica. A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado “libertad” a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública. Los defensores de la “democracia pura” también se manifiestan de hecho en este caso como defensores del más inmundo y venal sistema de dominio de los ricos sobre los medios de ilustración de las masas, resultan ser embusteros que engañan al pueblo y que con frases bonitas, bellas y falsas hasta la médula distraen de la tarea histórica concreta de liberar a la prensa de su sojuzgamiento por el capital. Libertad e igualdad verdaderas será el orden de cosas que están instaurando los comunistas, y en él será imposible enriquecerse a costa de otros, no habrá posibilidad objetiva de someter directa o indirectamente la prensa al poder del dinero, no habrá obstáculo para que cada trabajador (o grupo de trabajadores, sea cual fuere su número) posea y ejerza el derecho igual de utilizar las imprentas y el papel que pertenecerán a la sociedad.

9. La historia de los siglos XIX y XX nos ha mostrado ya antes de la guerra qué es de hecho la cacareada “democracia pura” bajo el capitalismo. Los marxistas siempre han dicho que cuanto más desarrollada y más “pura” es la democracia, tanto más franca, aguda e implacable se hace la lucha de clases, tanto más “puras” se manifiestan la opresión por el capital y la dictadura de la burguesía. El asunto Dreyfus en la Francia republicana, las sangrientas represalias de los destacamentos mercenarios, armados por los capitalistas, contra los huelguistas en la libre y democrática República de Norteamérica, estos hechos y miles de otros análogos demuestran la verdad que la burguesía trata en vano de ocultar, o sea, que en las repúblicas más democráticas imperan de hecho el terror y la dictadura de la burguesía, que se manifiestan abiertamente en cuanto a los explotadores les parece que el poder del capital se tambalea.

10. La guerra imperialista de 1914-1918 ha revelado definitivamente hasta a los obreros atrasados el verdadero carácter de la democracia burguesa, que es, incluso en las repúblicas más libres, una dictadura de la burguesía. En aras del enriquecimiento del grupo alemán o inglés de millonarios y multimillonarios perecieron decenas de millones de hombres, y en las repúblicas más libres se instauró la dictadura militar de la burguesía. Esta dictadura militar sigue en pie en los países de la Entente incluso después de la derrota de Alemania. Precisamente la guerra es lo que más ha abierto los ojos a los trabajadores; ha arrancado sus falsas flores a la democracia burguesa y ha mostrado al pueblo cuán monstruosos han sido la especulación y el lucro durante la guerra y con motivo de la guerra. En nombre de “la libertad y la igualdad” llevó esa guerra la burguesía, en nombre de “la libertad y la igualdad” se han enriquecido inauditamente los mercaderes de la guerra. Ningún esfuerzo de la Internacional amarilla de Berna podrá ocultar a las masas el carácter explotador, hoy definitivamente desenmascarado, de la libertad burguesa, de la igualdad burguesa, de la democracia burguesa.

11. En el país capitalista más desarrollado del continente europeo, en Alemania, los primeros meses de plena libertad republicana, traída por la derrota de la Alemania imperialista, han mostrado a los obreros alemanes y a todo el mundo cuál es la verdadera esencia de clase de la república democrática burguesa. El asesinato de Carlos Liebknecht y Rosa Luxemburgo no sólo es un acontecimiento de importancia histórica mundial porque hayan perecido trágicamente los jefes y brillantísimas personalidades de la Internacional Comunista, Internacional verdaderamente proletaria, sino también porque se ha puesto de manifiesto con toda plenitud la esencia de clase de un Estado adelantado de Europa, de un Estado –puede afirmarse sin incurrir en exageración– adelantado entre todos los Estados del mundo. El hecho de que los detenidos, es decir, gente que el poder del Estado ha tomado bajo su custodia, hayan podido ser asesinados impunemente por oficiales y capitalistas, gobernando el país los social-patriotas, evidencia que la república democrática en que ha sido posible tal cosa es una dictadura de la burguesía. La gente que expresa su indignación ante el asesinato de Carlos Liebknecht y Rosa Luxemburgo, pero no comprende esta verdad, pone de manifiesto o bien pocas luces o bien su hipocresía. La libertad en una de las repúblicas más libres y adelantadas del mundo en la república alemana, es la libertad de asesinar impunemente a los jefes del proletariado detenidos. Y no puede ser de otro modo mientras se mantenga el capitalismo pues el desarrollo de la democracia no embota, sino que agudiza la lucha de clases, que en virtud de todos los resultados e influjos de la guerra y de sus consecuencias ha alcanzado el punto de ebullición. En todo el mundo civilizado se deporta hoy a los Bolcheviques, se les persigue, se les encarcela, como ha ocurrido en Suiza, una de las repúblicas burguesas más libres; en Norteamérica se organizan contra ellos pogromos, etc. Desde el punto de vista de la “democracia en general” o de la “democracia pura” es verdaderamente ridículo que países adelantados, civilizados, democráticos, armados hasta los dientes, teman la presencia en ellos de un puñado de personas de la atrasada, hambrienta y arruinada Rusia, a la que en decenas de millones de ejemplares los periódicos burgueses tildan de salvaje, criminal, etc. Está claro que la situación social que ha podido engendrar tan flagrante contradicción es, de hecho, la dictadura de la burguesía.

12. Con tal estado de cosas, la dictadura del proletariado no sólo es por completo legítima, como medio para derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia, sino también absolutamente necesaria para toda la masa trabajadora como única defensa contra la dictadura de la burguesía, que ha llevado a la guerra y está gestando nuevas matanzas. Lo principal entre lo que no comprenden los socialistas –y de aquí su miopía teórica, su cautiverio en poder de los prejuicios burgueses y su traición política al proletariado– es que en la sociedad capitalista, cuando la lucha de clases inherente a ella experimenta una agudización más o menos seria, no puede haber nada intermedio, nada que no sea la dictadura de la burguesía o la dictadura del proletariado. Todo sueño en una tercera solución es un reaccionario gimoteo de pequeño burgués. Así lo evidencian tanto la experiencia de más de cien años de desarrollo de la democracia burguesa y del movimiento obrero en todos los países adelantados como, particularmente, la experiencia del último lustro. Así lo dice también toda ciencia de la economía política, todo el contenido del marxismo, que esclarece la inevitabilidad económica de la dictadura de la burguesía en toda economía mercantil, burguesía que nadie puede sustituir de no ser la clase que está siendo desarrollada, multiplicada, unida y fortalecida por el propio desarrollo del capitalismo, es decir, la clase de los proletarios.

13. Otro error teórico y político de los socialistas consiste en que no comprenden que las formas de la democracia han ido cambiando inevitablemente en el transcurso de los milenios, empezando por sus embriones en la antigüedad, a medida que una clase dominante iba siendo sustituida por otra. En las antiguas repúblicas de Grecia, en las ciudades del medievo, en los países capitalistas adelantados, la democracia tiene distintas formas y se aplica en grado distinto. Sería una solemne necedad creer que la revolución más profunda en la historia de la humanidad, el paso del poder de manos de la minoría explotadora a manos de la mayoría explotada –paso que se observa por primera vez en el mundo– puede producirse en el viejo marco de la vieja democracia burguesa, parlamentaria, sin los cambios más radicales, sin crear nuevas formas de democracia, nuevas instituciones que encarnen las nuevas condiciones de su aplicación, etc.

14. Lo que tiene de común la dictadura del proletariado con la dictadura de las otras clases es que está motivada, como toda otra dictadura, por la necesidad de aplastar por la fuerza la resistencia de la clase que pierde la dominación política. La diferencia radical entre la dictadura del proletariado y la dictadura de las otras clases –la dictadura de los terratenientes en la Edad Medía, la dictadura de la burguesía en todos los países capitalistas civilizados– consiste en que la dictadura de los terratenientes y la burguesía ha sido el aplastamiento por la violencia de la resistencia ofrecida por la inmensa mayoría de la población, concretamente por los trabajadores. La dictadura del proletariado, por el contrario, es el aplastamiento por la violencia de la resistencia que ofrecen los explotadores, es decir, la minoría ínfima de la población, los terratenientes y los capitalistas.

De aquí dimana, a su vez, que la dictadura del proletariado no sólo debía traer consigo inevitablemente el cambio de las formas y las instituciones de la democracia, hablando en general, sino precisamente un cambio que diese una extensión sin precedente en el mundo al goce efectivo de la democracia por los hombres que el capitalismo oprimiera, por las clases trabajadoras.

En efecto, esa forma de la dictadura del proletariado que ha sido ya forjada de hecho –el Poder soviético en Rusia, el Rätesystem en Alemania, los Shop Stewards Committees y otras instituciones soviéticas análogas en otros países– todas ellas significan y son precisamente para las clases trabajadoras, o sea para la inmensa mayoría de la población, una posibilidad efectiva, real, de gozar de las libertades y los derechos democráticos, posibilidad que nunca ha existido, ni siquiera aproximadamente, en las repúblicas burguesas mejores y más democráticas.

La esencia del Poder soviético consiste en que la base permanente y única de todo el poder estatal, de todo el aparato del Estado, es la organización de masas precisamente de las clases que eran oprimidas por el capitalismo, es decir, de los obreros y los semiproletarios (los campesinos que no explotan trabajo ajeno y que recurren constantemente a la venta, aunque sólo sea en parte, de su fuerza de trabajo). Precisamente las masas que hasta en las repúblicas burguesas más democráticas, aunque con arreglo a la ley sean iguales en derechos, de hecho, por medio de procedimientos y artimañas, se han visto apartadas de la participación en la vida política y del goce de los derechos y libertades democráticos, tienen hoy necesariamente una participación constante y, además, decisiva en la dirección democrática del Estado.

15. La igualdad de los ciudadanos independientemente de su sexo, religión, raza y nacionalidad, que la democracia burguesa ha prometido siempre y en todas partes, pero que no ha dado en ningún sitio ni ha podido dar debido a la dominación del capitalismo, la realiza inmediatamente y con toda plenitud el Poder soviético, o sea, la dictadura del proletariado, pues eso únicamente puede hacerlo el poder de los obreros, que no están interesados en la propiedad privada sobre los medios de producción ni en la lucha por repartirlos una y otra vez.

16. La vieja democracia, es decir, la democracia burguesa y el parlamentarismo fueron organizados de tal modo, que precisamente las masas trabajadoras se vieran más apartadas como nadie del aparato de gobernación. El Poder soviético, es decir la dictadura del proletariado está organizado por el contrario de modo que acerca a las masas trabajadoras al aparato de gobernación. El mismo fin persigue la unión del poder legislativo y el poder ejecutivo en la organización soviética del Estado y la sustitución de las circunscripciones electorales territoriales por entidades de producción, como son las fábricas.

17. El ejército ha sido un aparato de opresión no sólo en las monarquías. Sigue siéndolo también en todas las repúblicas burguesas, incluso en las más democráticas. Sólo el Poder soviético, organización estatal permanente precisamente de las clases oprimidas antes por el capitalismo, está en condiciones de acabar con la subordinación del ejército al mando burgués y de fundir efectivamente al proletariado con el ejército, de llevar efectivamente a cabo el armamento del proletariado y el desarme de la burguesía, sin lo que es imposible la victoria del socialismo.

18. La organización soviética del Estado está adaptada al papel dirigente del proletariado, la clase más concentrada e ilustrada por el capitalismo. La experiencia de todas las revoluciones y de todos los movimientos de las clases oprimidas y la experiencia del movimiento socialista mundial nos enseñan que sólo el proletariado es capaz de reunir y llevar tras de sí a las capas dispersas y atrasadas de la población trabajadora y explotada.

19. Sólo la organización soviética del Estado puede en realidad demoler de golpe y destruir definitivamente el viejo aparato, es decir, el aparato burocrático y judicial burgués, que se ha mantenido y debía inevitablemente mantenerse bajo el capitalismo, incluso en las repúblicas más democráticas, siendo, de hecho, la mayor traba para la realización de la democracia para los obreros y los trabajadores. La Comuna de Paris dio el primer paso de importancia histórica mundial por ese camino, y el Poder soviético, el segundo.

20. La destrucción del poder del Estado es un fin que se han planteado todos los socialistas, entre ellos, y a la cabeza de ellos, Marx. La verdadera democracia, es decir, la igualdad y la libertad, es irrealizable si no se alcanza ese fin. Pero a él sólo lleva prácticamente la democracia soviética, o proletaria, pues, al incorporar las organizaciones de masas de los trabajadores a la gobernación permanente e ineludible del Estado, empieza a preparar inmediatamente la extinción completa de todo Estado.

21. La bancarrota absoluta de los socialistas que se han reunido en Berna, su absoluta incomprensión de la nueva democracia, es decir, de la democracia proletaria, se ve particularmente en lo que sigue. El 10 de febrero de 1919, Branting cerró en Berna la Conferencia de la Internacional amarilla. El 11 de febrero del mismo año, Die Freiheit, periódico que editan en Berlín los adeptos de dicha Internacional, publicó un llamamiento del partido de los “independientes al proletariado. En este llamamiento se reconoce el carácter burgués del Gobierno Scheidemann, se reprocha a éste el deseo de abolir los Soviets, a los que se llama Täger und Schützer der Revolution –portadores y defensores de la revolución– y se propone legalizar los Soviets, concederles derechos estatales, concederles el derecho de suspender las decisiones de la Asamblea Nacional, sometiéndolas a votación de todo el pueblo.

Esa propuesta es la plena bancarrota ideológica de los teóricos que defendían la democracia y no comprendían su carácter burgués. La ridícula tentativa de unir el sistema de los Soviets, es decir, la dictadura del proletariado, con la Asamblea Nacional, es decir, la dictadura de la burguesía, desenmascara por completo la indigencia mental de los socialistas y socialdemócratas amarillos, su carácter político reaccionario, propio de pequeños burgueses, y sus cobardes concesiones a la fuerza, en crecimiento incontenible, de la nueva democracia, de la democracia proletaria.

22. Al condenar el Bolchevismo, la mayoría de la Internacional amarilla de Berna, que no se ha atrevido a votar formalmente la correspondiente resolución por miedo a las masas obreras, ha procedido acertadamente desde el punto de vista de clase. Precisamente esta mayoría se solidariza por entero con los mencheviques y los social-revolucionarios rusos y con los Scheidemann en Alemania. Los mencheviques y los social-revolucionarios rusos, al quejarse de que los Bolcheviques los persiguen, intentan ocultar que eso ocurre porque participan en la guerra civil al lado de la burguesía, contra el proletariado. De la misma manera, los Scheidemann y su partido han demostrado ya en Alemania que participan de la misma manera en la guerra civil al lado de la burguesía, contra los obreros.

Es completamente natural, por ello, que la mayoría de los hombres de la Internacional amarilla de Berna se haya pronunciado por la condenación de los Bolcheviques. Eso no ha sido la defensa de la “democracia pura”, sino la autodefensa de gentes que saben y perciben que en la guerra civil se encuentran al lado de la burguesía, contra el proletariado.

Por eso, desde el punto de vista de clase, no puede por menos de reconocerse acertada la decisión de la mayoría de la Internacional amarilla. El proletariado debe afrontar sin temor a la verdad y sacar de ello todas las conclusiones políticas pertinentes.

Camaradas: Yo quisiera añadir alguna cosa más a los dos últimos puntos. Creo que los camaradas que deben informarnos de la Conferencia de Berna nos hablarán de ello con mayor detalle. En toda la Conferencia de Berna no se ha dicho ni una sola palabra sobre la importancia del Poder soviético. En Rusia llevamos ya dos años discutiendo esta cuestión. En abril de 1917, en la Conferencia del partido, planteamos ya teórica y políticamente la cuestión “¿Qué es el Poder soviético, cuál es su contenido, en qué consiste su importancia histórica?” Llevamos casi dos años discutiendo esta cuestión, y en el Congreso de nuestro partido hemos adoptado una resolución al respecto [2].

El Freiheit, de Berlín, publicó el 11 de febrero un llamamiento al proletariado alemán, firmado no sólo por los líderes de los socialdemócratas independientes de Alemania, sino también por todos los miembros de su minoría parlamentaria. En agosto de 1918, el mayor teórico de los independientes, Kautsky, declaró en su folleto La dictadura del proletariado que era partidario de la democracia y de los organismos soviéticos, pero que los Soviets debían tener únicamente un carácter de gestión económica y no debían reconocerse, de ningún modo, como organizaciones estatales. Kautsky repite lo mismo en los números de Freiheit del 11 de noviembre y del 12 de enero. El 9 de febrero apareció un artículo de Rudolf Hilferding, también considerado como una gran autoridad teórica de la II Internacional. Hilferding propone unir el sistema de los Soviets con la Asamblea Nacional por vía jurídica, a través de la legislación del Estado. Eso ocurrió el 9 de febrero. El 11 del mismo mes, dicha propuesta fue aceptada por todo el partido de los independientes y publicada en forma de llamamiento.

A pesar que la Asamblea Nacional ya existe, incluso después de que la “democracia pura” ya es un hecho y que los mayores teóricos de los socialdemócratas independientes han declarado que las organizaciones soviéticas no deben ser organizaciones estatales ¡A pesar de todo eso, vuelven a vacilar! Ello demuestra que, en realidad, esos señores no han comprendido nada del nuevo movimiento ni de las condiciones de su lucha. Pero, además, Demuestra otra cosa: que debe haber condiciones, causas que motiven esa vacilación. Después de todos estos acontecimientos, después de casi dos años de revolución triunfante en Rusia, cuando se nos ofrecen resoluciones como Las adoptadas en la Conferencia de Berna, en las que no se dice nada de los Soviets ni de su importancia; cuando vemos que en esa Conferencia ningún delegado ha dicho siquiera una palabra sobre el particular en sus discursos, podemos afirmar con todo derecho que como socialistas y como teóricos, todos esos señores han muerto para nosotros.

Pero prácticamente desde el punto de vista de la política, eso es camaradas, una demostración de que entre las masas se está produciendo un gran viraje, pues, de otro modo, esos independientes que estaban en teoría y por Principio contra estas organizaciones estatales, no hubieran propuesto de buenas a primeras una necedad como es unir “pacíficamente” la Asamblea Nacional con el sistema de los Soviets, es decir, unir la dictadura de la burguesía con la dictadura del proletariado. Somos testigos de que todos ellos están en bancarrota como socialistas y como teóricos y del enorme cambio que se está produciendo en las masas. ¡Las masas atrasadas del proletariado alemán se acercan a nosotros, se han unido a nosotros! Por tanto, la importancia del Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, lo mejor de la Conferencia de Berna, es, desde el punto de vista de la teoría y del socialismo, igual a cero; sin embargo, continúa teniendo cierta importancia, y consiste ésta en que esos elementos vacilantes nos sirven de indicador del estado de ánimo de los sectores atrasados del proletariado. En eso, a mi entender, reside la grandísima importancia histórica de esa Conferencia. Nosotros hemos vivido algo parecido en nuestra revolución. Nuestros mencheviques recorrieron casi exactamente el mismo camino de desarrollo que los teóricos de los independientes en Alemania. Al principio, cuando tenían la mayoría en los Soviets, se pronunciaban por éstos. Entonces no se oía más que gritar: “¡Vivan los Soviets!” “¡Por los Soviets!” “¡Los Soviets son la democracia revolucionaria!” Cuando los Bolcheviques conquistamos la mayoría en los Soviets, entonaron otra canción, diciendo que los Soviets no debían existir paralelamente a la Asamblea Constituyente; y distintos teóricos mencheviques hacían propuestas casi idénticas, como la de unir el sistema de los Soviets con la Asamblea Constituyente e incluirlos en la organización estatal. Esto revela, una vez más, que el curso general de la revolución proletaria es igual en todo el mundo. Primero la formación espontánea de los Soviets, luego su extensión y desarrollo, más tarde se plantea prácticamente la cuestión: Soviets o Asamblea Nacional, o Asamblea Constituyente, o parlamentarismo burgués; completo desconcierto entre los líderes y, por último, la revolución proletaria. Pero yo creo que después de casi dos años de revolución no debemos plantear la cuestión así, sino que debemos tomar acuerdos concretos, ya que la extensión del sistema de los Soviets es para nosotros, y particularmente para la mayoría de los países de Europa Occidental, la más importante de las tareas.

Quisiera citar aquí una resolución, una sola resolución de los mencheviques. Pedí al camarada Obolenski que la tradujera al alemán. Me prometió que lo haría, pero, desgraciadamente, no está aquí. Trataré de reproducirla de memoria, pues no tengo a mano el texto íntegro.

A un extranjero que no haya oído nada del Bolchevismo le será muy difícil hacerse una idea de nuestras cuestiones litigiosas. Todo lo que afirman los Bolcheviques lo discuten los mencheviques, y viceversa. Naturalmente, en tiempos de lucha no puede ser de otro modo, por ello tiene gran importancia que la última Conferencia del partido de los mencheviques, celebrada en diciembre de 1918, aprobara una extensa y detallada resolución, que fue publicada íntegra en la Gazeta Pechátnikov, periódico menchevique. En esa resolución, los propios mencheviques exponen concisamente la historia de la lucha de clases y de la guerra civil. La resolución dice que ellos condenan a los grupos de su partido que están aliados a las clases poseedoras en los Urales, en el Sur, en Crimea y en Georgia, y se enumeran estas zonas. La resolución condena a los grupos del partido menchevique que, aliados a las clases poseedoras han luchado contra el Poder soviético; el último punto condena también a los que se han pasado a los comunistas. De aquí se desprende que los mencheviques se ven obligados a confesar que en su partido no hay unidad y que están unos al lado de la burguesía y otros al lado del proletariado. La mayor parte de los mencheviques se pasó al lado de la burguesía y durante la guerra civil combatió contra nosotros. Naturalmente nosotros perseguimos a los mencheviques e incluso los fusilamos, cuando participan en la guerra que se nos hace, combaten contra nuestro Ejército Rojo y fusilan a nuestros jefes militares rojos. A la guerra de la burguesía respondimos con la guerra del proletariado: no puede haber otra salida. Así, pues, desde el punto de vista político todo eso no es más que hipocresía menchevique. Históricamente no se comprende como en la conferencia de Berna, hombres que no han sido declarados dementes oficialmente, pudieron, por encargo de los mencheviques y los social-revolucionarios, hablar de la lucha de los Bolcheviques contra ellos, pero silenciar que ellos, unidos a la burguesía, luchan contra el proletariado.

Ellos nos atacan encarnizadamente pues nosotros los perseguimos. Eso es cierto. ¡Pero no dicen ni una sola palabra sobre su participación en la guerra civil! Creo que debo facilitar para el acta el texto integro de la resolución, y ruego a los camaradas extranjeros que le presten atención, pues es un documento histórico que plantea acertadamente el problema y ofrece los mejores elementos de juicio para apreciar el litigio entre las tendencias “socialistas” en Rusia. Entre el proletariado y la burguesía existe gente que ora se inclina a un lado, ora al otro; así ha sido siempre en todas las revoluciones y es absolutamente imposible que en la sociedad capitalista donde el proletariado y la burguesía forman dos campos hostiles, no existan entre ellos capas intermedias. La existencia de esos elementos vacilantes es históricamente inevitable, y, desgraciadamente, esos elementos, que no saben ellos mismos al lado de quién van a luchar mañana, seguirán existiendo mucho tiempo todavía.

Quiero hacer una propuesta práctica, que consiste en que aprobemos una resolución en la que deben destacarse especialmente tres puntos.

Primero: Una de las tareas más importantes para los camaradas de los países de Europa Occidental consiste en aclarar a las masas la significación, la importancia y la necesidad del sistema de los Soviets. Se observa que no existe la suficiente comprensión de este problema. Si bien es verdad que Kautsky e Hilferding han fracasado como teóricos, los últimos artículos publicados en Freiheit demuestran, sin embargo, que reflejan fielmente el estado de ánimo de las capas atrasadas del proletariado alemán. En Rusia pasó lo mismo: en los primeros ocho meses de la revolución rusa, el problema de la organización soviética se discutió muchísimo, y para los obreros no estaba claro en qué consistía el nuevo sistema ni si se podría formar el aparato del Estado a base de los Soviets. En nuestra revolución, nosotros no avanzamos por el camino de la teoría, sino por el camino de la práctica. Por ejemplo, la cuestión de la Asamblea Constituyente no la planteábamos antes teóricamente y no decíamos que no reconocíamos la Asamblea Constituyente. Sólo más tarde, cuando las organizaciones soviéticas se extendieron por todo el país y conquistaron el poder político, fue cuando nos resolvimos a disolver la Asamblea Constituyente. Ahora vemos que en Hungría y Suiza, la cuestión se plantea de modo mucho más agudo. De una parte, eso está muy bien, pues nos da la firme seguridad de que la revolución avanza más rápidamente en los países de Europa Occidental y nos traerá grandes victorias. De otra parte, ello encierra cierto peligro: concretamente el de que la lucha sea tan vertiginosa, que la conciencia de las masas obreras quede a la zaga del desarrollo. Incluso ahora, la importancia del sistema de los Soviets no está todavía clara para grandes masas de obreros alemanes instruidos políticamente, pues han sido educados en el espíritu del parlamentarismo y en los prejuicios burgueses.

Segundo: Sobre la extensión del sistema de los Soviets. Las noticias de la rapidez con que se propaga la idea de los Soviets en Alemania e incluso en Inglaterra son para nosotros una importantísima demostración de que la revolución proletaria ha de vencer. Únicamente por breve tiempo puede detenerse su marcha. Otra cosa es cuando los camaradas [M.] Albert y [Federico] Platten nos declaran que entre los agoreros agrícolas y los pequeños campesinos de sus aldeas apenas si hay Soviets. He leído en Rote Fahne un artículo contras los Soviets campesinos, pero, muy acertadamente, en favor de los Soviets de jornaleros y campesinos pobres. [3] La burguesía y sus lacayos, como Scheidemann y cía., ya han lanzado la consigna de Soviets campesinos. Pero lo que necesitamos nosotros son Soviets de jornaleros y campesinos pobres. Sin embargo por los informes de los camaradas Albert, Platten y otros colegimos que, excepto en Hungría, se hace muy poco desgraciadamente para la propagación del sistema soviético en el campo. En ello reside, quizá, el peligro, aún real y bastante considerable, de que el proletariado alemán no pueda conquistar la victoria segura. La victoria podrá considerarse garantizada únicamente cuando no solo estén organizados los obreros de la ciudad, sino también los proletarios del campo, y, además, no organizados como antes, en sindicatos y cooperativas, sino en Soviets. A nosotros nos fue más fácil conseguir la victoria porque en octubre de 1917 marchábamos con el campesinado, con todo el campesinado. En este sentido, nuestra revolución era entonces burguesa. El primer paso de nuestro Gobierno proletario fue reconocer en la ley, promulgada por él al día siguiente de la revolución, el 26 de octubre de 1917 (según el viejo calendario), las viejas reivindicaciones de todo el campesinado, expresadas ya bajo Kerenski por los Soviets campesinos y las asambleas rurales. En eso consistía nuestra fuerza, por eso nos fue tan fácil conquistar una mayoría aplastante. Para el campo, nuestra revolución continuaba siendo una revolución burguesa. Y solo mas tarde, al cabo de seis meses, nos vimos obligados en el marco de la organización del Estado, a comenzar en las aldeas la lucha de clases, a instituir en cada aldea comités de campesinos pobres, de semiproletarios, y a luchar sistemáticamente contra la burguesía rural. En Rusia eso fue inevitable, dado su atraso. En Europa Occidental las cosas se producirán de modo diferente y por eso debemos subrayar que es absolutamente necesaria la propagación del sistema de los Soviets, en formas pertinentes, quizás nuevas, también entre la población rural.

Tercero: Debemos decir que la conquista de una mayoría comunista en los Soviets constituye la tarea fundamental en todos los países en los que el Poder soviético aún no ha vencido. Nuestra comisión redactora de las resoluciones discutió ayer este problema. Quizás otros camaradas hablen todavía de ello, pero yo quisiera proponer que estos tres puntos se adopten como resolución especial. Naturalmente, no estamos en condiciones de prescribir el camino que ha de seguir el desarrollo. Es muy probable que la revolución llegue muy pronto en muchos países de Europa Occidental, pero nosotros, como parte organizada de la clase obrera, como partido, tendemos y debemos tender a lograr la mayoría en los Soviets. Entonces estará garantizada nuestra victoria, y no habrá fuerza capaz de emprender nada contra la revolución comunista. De otro modo, la victoria no se conseguirá tan fácilmente ni será duradera. Así, pues, yo quisiera proponer que se aprueben estos tres puntos como resolución especial.


Notas


1. Del 3 al 10 de febrero de 1919, en Berna; Suiza, se celebró la primera conferencia de partidos chovinistas y centristas con la intención de reconstituir la II Internacional luego de su bancarrota durante la I Guerra Mundial. El problema principal que se discutió en la conferencia fue el de la democracia y la dictadura. En la resolución aprobada por los delegados, se aplaude la revolución en Rusia, Alemania y Hungría, a la vez que se condena la dictadura del proletariado y se elogia la democracia burguesa.]

2. Lenin hace referencia al acuerdo del VII Congreso Extraordinario del Partido Comunista (Bolcheviques) de Rusia, realizado del 6 al 8 de marzo de 1918, sobre el cambio de nombre del partido y su programa. Ver: “Informe sobre la revisión del programa y el cambio de nombre del partido. 8 de marzo.” en V. I. Lenin, Discursos pronunciados en los congresos del Partido (1918 – 1922) (Moscú: Editorial Progreso, 1976), págs. 38-51. Correspondiente a las págs. 102-114 del T. 27 de las Obras Completas.

3. Lenin alude al artículo de Rosa Luxemburgo, “Der Anfang” (“El comienzo”), en el núm. 3, 18 de noviembre de 1918, de Die Rote Fahne (“La Bandera Roja”), periódico central de los espartaquista y, más tarde, órgano central del Partido Comunista de Alemania.


Presentado al I Congreso de la III Internacional 4 de marzo de 1919
Primera publicación: En 1921, en el libro “Primer Congreso de la Internacional Comunista. Actas”, Petrogrado.
Fuente: V. I. Lenin, Discursos pronunciados en los congresos de la Internacional Comunista. Editorial Progreso, Moscú, s.f.
Digitalización: Juan R. Fajardo, para el Marxists Internet Archive, enero de 2001.


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